No es que he estado muy pendiente de este Mundial por lo que no tengo mucho “derecho” a hablar de las pocas cosas (muchas NO GRATAS) que he visto, salvo algunos de los juegos que sí vi, así pues, lo más que puedo decir en cuanto a Organización es “Ojo para el próximo” si es que vuelve a haber un Mundial por estos lares con tantos tropiezos (de parte y parte, para ser justa)…
Añoro aquellos días en los que “Mundial” significaba no parar de hablar por horas de las maravillosas jugadas o del corazón (y no me refiero a lo que ahora se le llama “corazón” o “garra” que en mi diccionario bien podría definirse como “violencia”) de los jugadores que en conjunto y a partes iguales creaban en el campo de juego una mágica estrategia para deleite del espectador donde los goles eran el “plato fuerte” y las jugadas para conseguirlos, el delicioso postre que siempre llegaba. Y no es que no ha habido garra, corazón, entrega y hasta estrategia o como quieran llamarlo en este último Mundial, para mí, lo que ha sucedido es que LA MAGIA ha sido muy “dosificada” y ha sido hasta empañada muchas veces por otros asuntos.
En retrospectiva, creo que hay menos momentos gloriosos que antes pero definitivamente han habido momentos “significativos”: