Hay momentos en la vida en los que tu cuerpo se estremece de dolor, un dolor que viene de lo más profundo de tu ser.
Todo tú quieres gritar, algo dentro de ti se ensaña con tus entrañas y lucha por destruirte desde dentro. Intentas tirar cosas, pero no puedes moverte, atrapado dentro de tí. Lloras desesperadamente en silencio para tratar de que se esa sombra negra que te se aferra a tu alma se cuele por tus ojos, pero lo único que logras al tratar de arrancarla es desgarrarla porque sus garras están tan aferradas a ti que con cada jalón te rompes.
Intentarás conseguir consuelo y llamarás a alguien. Muy probablemente no puedas localizar a aquella persona que piensas sería la indicada para estar a tu lado y que lograría con solo un abrazo “consolarte”… El dolor es siempre inoportuno y nunca llega en el momento justo en que podrías ser salvado.
Y allí está, a tu lado. Siempre escuché que un libro es capaz de abrir tus horizontes… Que puede transportarte al espacio infinito y mas allá… Yo creo que es cierto, pero la vida me ha demostrado que también puede anclarte a la tierra y sostenerte también.
En lo peor de la tormenta, las letras bailan ante uno sin ton ni son. No se entiende ni una sola frase, de hecho, las lágrimas podrán incluso emborronar aquellas páginas mas antiguas que pertenecen a tus más viejos compañeros, ¿pero sabes?. No importa. Uno se aferra a él y un rato después las manos se acostumbran a su peso y los temblores empezarán a remitir. El susurro de sus páginas cantará una dulce y suave canción que nos llena los sentidos y transmite su generosa placidez. Su contacto, tan noble, tan conocido que hasta parece que fuera el propio, me recuerda quien soy: ¡Un ser poderoso que puede darle vida a un objeto!.
Y así llega la luz y dejo de ser por fin “eso” que hace un rato no podía ser percibido como “alguien” porque de tanto temblar mis contornos se habían esfumado. Llega la calma y con ella, las palabras vuelven y empieza a entrar algo en mi cabeza. Ya puedo pensar y al fin llega el control.
Después de tal viaje el agotamiento está más allá de mis fuerzas, tan inmenso como el peor que sentí la última vez, pero “él” seguirá allí, inamovible… leal.
¿Qué más puedo decir?. Ah… sí, algo más. Un ultimo consejo: Úsalo bien. No es un escape.
Hubo alguien una vez que dijo que perderse en el deseo mas feliz que tu corazón pudiera desear podría hacerle olvidar vivir… Y ¿para qué?. Después de todo, ésta experiencia vivida sirvió para recordarme que el momento más oscuro es precisamente poco antes del amanecer…
¿Cliché?. No lo creo.
Sábado 23 de junio.
12:35 de la madrugada.
Página 844 y 845, Choque de Reyes.
No es cliché. ¿Qué hay en tu edición de Choque de Reyes, pp844-45? En mi edicion (Bantam de bolsillo) esas corresponden a la Batalla de Aguas Negras.
Gracias.
Te digo en un rato, cuando llegue a casa, pero creo que no es lo mismo.
Saludos,