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Si algo me quedó claro en “El nombre del viento” es el poder que cada persona posee para superarse a sí misma y vencer todas las adversidades que encuentre en el camino (todo ello a base de absorber la sabiduría de todo lo que se tenga a la mano, sin importar de donde venga) y el uso férreo de la fuerza de voluntad.
Esta premisa ha sido ampliamente revisada, pero en “El nombre del viento“, primera parte de las “Crónicas del Asesino de Reyes”, el autor hace uso de un lenguaje “mágicamente natural” que convierte el conjunto en casi una “poesía”. Este libro está sumamente bien “construido” y tan cuidados los detalles de su prosa, que incluso las traducciones son impecables.
Si recordamos la sinopsis de “El nombre del viento“, encontramos lo siguiente: