Severus dedicó un segundo a pensar en el asunto de la familia de Lucius con respecto a Lily, pero desechó el asunto por encontrarlo de poca relevancia. Se resolvería por si sólo, estaba seguro y pasaría rápido, también estaba seguro de ello.
– Lo ves?. Me parece que cada vez está peor. Dobby se asustó cuando la vió así y vino directo a la sala común a buscarme. Te lo digo. ¡Este elfo nos traerá problemas! –
– Es joven, Lucius, sólo eso. Además, lo malcriaste siempre y se adoran, así que no te quejes. Volviendo el tema, es verdad, cada vez se está viendo más “transparente”. ¡Acaban de desaparecer sus cejas! Será que intenta desaparecerse? – Dijo Eileen examinando de cerca el rostro de la que habían bautizado como: “Aurora”, por su pálida piel.
– No creo que sea ella, en todo caso, debe ser Boreal, probablemente la quiera consigo. No puede haber otra explicación. Regresemos. – Dijo Severus.
Llegaron al colegio en un abrir y cerrar de ojos, transportados por Dobby, directamente a la sala común, pero contraviniendo las ordenes recibidas, Boreal no estaba allí. Lucius fue a buscarlo y se encontró con una “escenita” que describió mentalmente al grupo al llevarlo consigo de vuelta a la sala común.
– Que pasa contigo??? – Le gritó Severus iracundo – Quieres acabar con ella???.
Tal como ocurría siempre que estaba con Severus, Boreal se acercó a él suavemente y lo miró fijamente a los ojos.
– Hasta ahora has logrado mantenerla y mantenerte vivo por puro instinto, pero eso se acabó, ¿entiendes?. YA SABES QUE ERES UN SER MÁGICO, SI QUIERES HACER ALGO POR ELLA O POR TI, HAZLO!!! Si no eres lo suficientemente mágico para conseguirlo, entonces no mereces más de lo que has tenido hasta ahora y mucho menos, estar aquí. ¿Qué decides? Por que te aseguro que no voy a perder mi tiempo contigo!.
El chico le observó por varios minutos tratando con todas sus fuerzas de entender lo que Severus le había dicho, mientras que éste, empezaba a notar que de tan enojado que estaba, le había hablado verbalmente sin darse cuenta, lo cual sorprendió a todos y mucho más a él, ya que rara vez perdía los estribos.
– Sabes que eres el único que puede hablar con Boreal, Sev y sólo mentalmente. Y cómo esperas que te conteste, si ya hemos hecho todo para “desbloquearlo” y sigue siendo incapaz de comunicarse, aún cuando más o menos hace caso a lo que le dices.
Era cierto. Severus y Eileen, expertos legeremánticos y oclumánticos, no habían podido indagar en su pasado, su presente o su futuro, haciendo imposible su recuperación y la de “Aurora”, la cual repelía cualquier cosa que hiciesen mágica o físicamente por ella, estando como estaba, en un estado de inconciencia permanente. La situación tenía a Severus al límite de su paciencia, aunque no por la incapacidad del chico o por él sentirse impotente, sino más bien por la desidia que mostraba el director para con Boreal.
Severus estaba indignado por el comportamiento del director. No se podía creer, que hubiesen convocado a un chico como Boreal a Hogwarts sin tomar la más mínima previsión. A todas luces, no había vivido en un ambiente adecuado, por no decir completamente inapropiado siendo totalmente incompetente para vivir en sociedad y a su criterio, el director, por lo menos debió asegurase de que alguien le ayudara, si es que él se encontraba muy ocupado para esas nimiedades…
– Lo siento. Es que esto me supera. Es inaceptable que simplemente lo haya dejado solo, vagando por el castillo como un animal mientras él (Dumbledore) anda por allí, jactándose de ser el mago más poderoso y respetado del mundo. –
Nadie respondió, era mejor que Severus expulsara todo su veneno, porque si trataban de atajarlo, sería peor para ellos, porque el chico se volvía insoportablemente odioso cuando no “explotaba”. Lo observaron tranquilamente, pasear de un lado a otro, hablando para sí, siseando más bien, con los brazos en jarras y el ceño fruncidísimo, ahora tan rabioso como Boreal había estado hacía un segundo. Cada tanto, fijaba su vista en Boreal y descargaba toda su rabia en la mirada, hasta que, al mirarlo realmente a él (a Boreal), notó que una lágrima solitaria rodaba por su mejilla. Era la primera vez que le veían mostrar algo más que rabia y su dolor lo hizo volver a la realidad y olvidarse del director. Pensaba tomar…no, IBA A TOMAR CARTAS EN EL ASUNTO. Ya lo había hecho desde el día uno, la diferencia es que, ahora no perdería más el tiempo tratando de que el director se involucrase.
Severus recordó entonces, en una sucesión de imágenes, su primer encuentro: El revuelo de la estación, Boreal en una esquina intentando morder a quien se acercase. Él diciéndole mentalmente que se calmara para que Lucius lo pudiera llevar al vagón. Boreal temblando de forma incontrolada y con una expresión de terror en los ojos cuando el tren empezó a moverse. Severus diciendo a Dobby que llevara a Aurora a la mansión Malfoy luego de percibirla escondida detrás de la puerta que custodiaba Boreal y luego, obviamente, de consultar con Lucius. La llegada a Hogwarts, todo el mundo viendo a Boreal como si éste tuviera peste…
Nada había cambiado desde entonces. Nadie, Dumbledore incluído, había hecho algo por el “salvaje”. Todos simplemente le habían ignorado, excepto cuando tenía sus violentos ataques rabiosos en los que quería morder y despedazar todo lo que tuviera cerca, pero aún en esos momentos, nadie se interesaba realmente por él sólo lo mantenian a raya lanzándole hechizos repelentes o protectores, los cuales sólo provocaban que sus ataques fueran más violentos.
Ante la situación, Severus había dicho a los elfos domésticos que le cuidaran y protegieran de todos y que no le permitieran a nadie acercarse a él, mientras él trataba de ayudar a “Aurora” a salir del trance, habiendo incluso llegado a pedir ayuda a su madre al no conseguir buenos resultados, pero había ocasiones en las que los pobres elfos se veían envueltos en grandes batallas para mantenerlo a raya.
Ese mismo día, mientras ellos estaban en la mansión pendientes de la recaída de “Aurora”, James Potter y sus amigos, intentaron acercarse al chico para tratar de hacerse su amigo, en el caso de Remus, que entendía como debía sentirse y para provocar a Severus, en el caso de James y Sirius, pero el chico, al reconocerlos como “enemigos” de Severus, los había atacado brutalmente, mordiendo salvajemente el brazo derecho a un chico de primero que pasaba por allí y quedó involucrado. Remus corrió a buscar a un profesor para que tomara las riendas del asunto, ya que por más que trataron de separar a Boreal del brazo del chico, por medios mágicos y físicos, no pudieron y cada vez el brazo del chico se desgarraba más. Pero resultó que Lucius había llegado en ese momento diciendo tajantemente que él se encargaría y, después de descontar a Gryffindor 50 puntos en total por atacar a un compañero indefenso, refiriéndose a Boreal (10 por cada chico más 10 adicionales porque sí) se volvió y puso la mano izquierda en la espalda del chico en ademán tranquilizador, en espera de que llegara la Profesora McGonagall, de quien escuchaba su taconeo cerca.
Boreal, que no atacaba a ninguno de los amigos de Severus, aunque no pudieran comunicarse entre sí, bajó la guardia y se tranquilizó inmediatamente al ver a Lucius pero se había convertido en un manojo de nervios y cuando llegó la profesora McGonagall, ésta estuvo de acuerdo con Lucius en descontar los puntos a sus alumnos, ya que, conociendo la tendencia de los chicos a hacer bromas pesadas (y teniendo parcialmente la razón en su juicio), asumió que realmente era cierto que de alguna forma u otra habían atacado al chico al punto de descontrolarlo. Sin querer verse más envuelta en el asunto (por órdenes de Dumbledore) tomó al alumno de primero para llevarlo a la enfermería y dejó a Boreal con Lucius. Mientras los chicos escuchaban los regaños de la profesora, pensaban, mirándose fijamente entre sí, lo raro que se les hacía que el chico hubiese estado solo y no como era usual, detrás de las faldas de Severus de quien no se despegaba ni cuando éste estaba en sus clases.
– ¿A donde habría llevado Lucius a Severus cuando lo sacó de Herbología? – pensaron a la vez.
Despejado el camino, Boreal, siguió a Lucius hasta la sala común de Slytherine y luego a la habitación de Lucius. En el trayecto, todos murmuraban como el prefecto, pero más que él, Severus, podían controlar al “salvaje”. Los que más comentaron fueron James y Sirius, quien entre maldiciones a Lucius y exclamaciones soeces, mostraban una admiración renuente por el par de Slytherine.
– Eso no puede ser más que magia tenebrosa. ¡Estoy seguro!. – concluyeron finalmente.
Volviendo al momento, Severus se perdió en los ojos implorantes de Boreal. No podía ver llorar y mucho menos a sus amigos, cuando las lágrimas en cuestión, tenían valor y no eran muestras de cobardía o flojera. Tomó aire y empezó a hablar, esta vez con tono más pausado.
– Boreal, quiero ayudarte, puedo hacerlo, estoy seguro, pero tienes que poner de tu parte. Necesito saber qué les pasó, necesito saber si vale la pena despertarla o si es mejor dejarla como está. Te aseguro que no sufre en lo más mínimo, pero si no la liberas, no podremos evaluar como está o curarla…-
– ¡¡¡ Ayúdame !!! – gritó mentalmente Boreal, pasados quince minutos de concentración al máximo por parte de Severus. Era un grito ahogado, lastimero, como si Boreal se encontrase al fondo de un profundo y oscuro pozo.
Severus se encontró turbado por tanto dolor que percibía y emocionado por que estaba a punto de lograr su cometido. De pronto, no fue la voz débil pidiendo ayuda que escuchó inicialmente la que le habló, sino una con un dejo despiadado, un susurro metálico que le heló la sangre:
– ¡¡¡ Eres mió !!! – gritó la voz.
– NOOOOOOOOOOOOO. No te lo permito!!! Aléjate de él!!!!. – gritó otra voz en su conciencia.
Tardó un minuto en reconocer la voz de su madre. Su grito le desgarró el alma y lo hizo sentir una tristeza pronfunda más allá de su entendimiento. Severus cayó de rodillas. Con el cuerpo flojo y completamente agotado, fue cayendo al piso como en cámara lenta, mientras otras voces se unían a la de su madre. Lily, padre, incluso Lucius, todos gritaban que se alejara de él y con cada grito, Severus podía divinar el dolor que los tortura a ellos también. Finalmente, se desmayó, mientras sus amigos le observaban mudos de la impresión.
Eileen reconocio lo sucedido. Había llegado por fin a él. Severus se había concentrado y había abierto su ser de tal forma para “escuchar” a Boreal, que finalmente, Draconus había dado con él. Esta vez, Severus, no estaba protegido por un agujero en la nada que impidiese que le localizaran, ahora había delatado su posición y Draconus sabía exactamente donde estaba y cuáles eran sus miedos…si, porque por primera vez, Severus había revelado sus miedos, tanto a él mismo como a su peor enemigo.
Eileen abrazó a su hijo con lágrimas en los ojos. Lloraba tan profusamente que en un minuto, el rostro de Severus estaba bañado en lágrimas. Lily, que había llegado mientras Severus estaba en “trance”, permanecía a su lado con la boca entreabierta por la impresión de ver a Severus allí, pálido como un muerto. Lucius por su parte, estaba en shock. No podía creer que Severus hubiese caído!!! (Pensó que estaba muerto y que por eso su madre lloraba tan desconsoladamente sobre su cuerpo). Dobby se estrujaba las manos y Boreal, empezó a brillar como si fuese una estrella a punto de explotar, con un brillo platinado que llenó la sala común y casi los cegaba.
Severus empezó a sentir un calor dentro de sí que le reconfortaba el alma y poco a poco fue “regresando”. Jamás había sentido tanto frío, ni siquiera el día del Bosque. Pasados unos minutos, reconocío la diferencia: ENOJO. En su primer enfrentamiento, Severus luchó por zafarse de Draconus y gracias a Lily y a su madre pudo hacerlo, pero la sensación que le transmitió ese encuentro era que su bisabuelo estaba feliz de haberle encontrado, pero ahora él estaba furioso…y Severus presentió que lo estaba porque no entendía el porqué su nieto no quería estar con él. No supo cómo o porqué presintió eso, así que no intentó resolverlo. Se incorporó, levantó una mano a su madre, la acarició dulcemente y sonriendo le dijo:
– Hola…ya regresé –
– Hola – dijo Eileen tratando de ahogar el llanto, pero a la vez aliviada de que su hijo hubiese salido victorioso del encuentro.
– Te-prohibo-que-vuelvas-a-hacerme-esto-Severus. – dijo Lily en un susurro, mientras las lágrimas de dolor que se habían cristalizado en sus ojos, se disolvían por el calor que volvió a su cuerpo y se derramaban.
– Pero bueno, Severus, no te parece que han sido suficientes sustos?. –
Lucius, que había soltado el aire atrapado en sus pulmones, respirando aliviado, se volvió de repente a Boreal, asombrado y todavía un tanto cegado por la luz que emanaba de su cuerpo, de la cual quedaba una leve reminiscencia. La piel del chico se veía débilmente iluminada con un brillo perlado.
– Gracias Boreal. – dijo mentalmente Severus, dirigiendo la mirada al chico también, ya más recuperado (o lo más recuperado que podría estar, ya que nunca más fue el mismo).
– Gracias Señor – dijo a su vez de la misma forma sonriendo.
Uno de los cambios que percibió enseguida, fue su conexión con Boreal y esto hizo que no se asombrara al poder hablar con él sin problemas, después de tantos intentos.
– ¿Cual es tu nombre? –
– Boreal está bien, gracias. Sin embargo, el nombre que me dio el “Prajap” fue: “Orel”. –
– ¿Prajap? –
– Si. Nuestro orígen.
– ¿Nuestro orígen? –
– Si, el suyo y el mío.
– Te agradecería que fueses más específico por favor. – Rara vez sucedía que Severus no entendiese algunas cosas, pero ahora estaba completamente perdido.
– Soy descendiente de los “Luxhiems”, igual que usted, Señor, aunque, pensándolo bien, no tenemos la misma descendencia, siendo usted descendiente directo del Prajap. –
Por más intentos que hacía, Eileen no podía comunicarse con “Boreal”, pero por la expresión de Severus, ya era demasiado tarde. Eileen no había visto nunca a un “Luxhiems” personalmente, sin embargo, pero estaba segura de poder reconcerlos por la nitidez de las memorias de sus padres y “Boreal”, lo era.
– Ahora si me sorprendiste, Orel – comentó, pero no dijo más. Ya tendría tiempo de ponerse al corriente, se dijo, no quería que alguien supiera qué era él, por lo menos no antes de que él mismo supiera en qué podría afectarlo.
– ¿Puedes hablar con él?. Ambos lucen…diferentes. – Lily estaba alivada pero inquieta ante las expresiones que cruzaron el rostro de Severus y ante lo diferente que se le notaba.
– Si, puedo. Inténtalo. –
– No se puede, ya lo intenté yo – Intervino Eileen.
Severus odiaba cualquier muestra de debilidad, en cualquiera, pero mucho menos en él, así que nadie se atrevía a decir nada ante lo ocurrido, pero no pudo pasar poralto las miradas extrañadas que todos intercambiaban ni la tumultuosa conversación interna que tenían entre sí, preguntándose que había ocurrido y porque se veía…espectral…
– A qué se refieren con “espectral”? –
– No sé…..- respondió Lily nerviosa – Si sé. Tienes un aspecto fantasmagórico que no te veía creo que desde los 6 años, cuando no salías de tu habitación para nada!!! Han pasado varios minutos y sigues igual Severus, estás bien??? –
– Si, me siento bien. –
– Qué te dijo el chico? – Preguntó Eileen, vacilante, mirando al chico en vez de los ojos de su hijo, que sabía se la estaba comiendo con la mirada.
– Me habló de su “raza” y “procedencia”. – respondió Severus haciendo énfasis en ambas palabras y observando a su madre con una ceja levantada, de pronto recordó a “Aurora” y dijo: – Creo que deberíamos ir a la mansión para comprobar como está “Aurora”.
– Señor – dijo Orel interesado, pero de forma muy respetuosa – Podría acompañarle?. Ha sido mi interés desde hace mucho tiempo, pero no hallaba la manera de hacérselo saber…- concluyó bajando los ojos avergonzado.
– No tienes que avergonzarte de nada, más bien, siento mucho haberte hablado de esa manera.–
– ¡¡¡No Señor!!! Para nada, tuvo usted toda razón de interpelarme de esa manera. Lamento mucho la situación que he provocado. Siento que su madre no está muy contenta con lo sucedido y de hecho, creo que usted tampoco…
– No conozco a mi bisabuelo, Orel y no sé cuáles son sus planes. Pero voy a averiguarlo. Espero contar con tu ayuda. –
– ¡Por supuesto Señor! –
– Dobby irá a la mansión ahora, si Lucius está de acuerdo por supuesto, nos dirá como está “Aurora” y en la noche iremos todos a verla. Te parece? –
Todos, incluyendo Orel, asintieron. Severus estaba contento, iban avanzando rápido…ya podía incluir en la conversación general a Orel.
– ¿Te ha contado algo de ellos? –
– No, pero no creo que sea el momento ni el lugar para indagar más. Mejor lo hablamos esta noche en la mansión. Pronto llegarían los demás a la sala común…-
– Señor, sirvo la cena aquí o bajarán al comedor? –
– Será más fácil perdernos de vista en el camino del comedor hacia aquí. Comeremos en el gran salón y luego nos iremos. –
Severus hablaba serena y pausadamente, mirando a Lucius cada vez que emitía una indicación, dando a entender con esto que él tenía la última palabra. Finalmente y después de pensarlo mucho, comentó de forma exageradamente casual:
– Si, así será. Después de la cena, yo iré a por Lily a su habitación y pasada la media noche, te esperamos aquí para que nos lleves a casa. –
Lily sonrió de oreja a oreja y se lanzó hacia Lucius plantándole un sonoro beso en la mejila. Por fin conocería la Mansión Malfoy, lo cual no le interesaba mucho en realidad, sin embargo, significaba que finalmente, Lucius la aceptaba al punto que se enfrentaría a su familia por ella, es decir, que la consideraba realmente su amiga o aliada o la pareja de Severus o alguien importante para Severus o como quisiera llamarlo, el caso es que era un paso muy importante!!!.
Con las mejillas ruborizadas, Lucius se dirigió a Dobby:
– Dobby, por favor lleva a “Boreal” a mi dormitorio y súrtelo con lo que necesite. –
– Madre, nos acompañas en el comedor o prefieres esperarnos aquí? –
– Prefiero esperarlos en casa, he estado casi todo el día fuera y tu padre debe estar por llegar. –
– Salúdalo de nuestra parte Eileen. – dijo Lily sonriente.
– Será un placer. Nos vemos luego. –
– Te acompaño – dijo cortésmente Severus.
Iban saliendo de la sala común cuando se toparon con Dumbledore, quien sonriente, les dijo:
– Oh, querida, iba precisamente a buscarte para invitarte a cenar con nosotros. –
– Agradezco mucho el ofrecimiento, como siempre, Señor Director, pero esta vez debo declinar. He estado casi todo el día fuera y mi marido está por llegar a casa. –
– Será un placer extender la invitación a Tobías, Eileen. –
– Gracias, pero será en otra ocasión. –
– Severus, yo me encargo de escoltar a tu madre, si te parece. Puedes ir con tus compañeros a cenar. – Dicho esto, le dio la espalda y sujetó caballerosamente el brazo de Eileen, iniciando una amena conversación sobre snaps explosivos de camino a la dirección.
Severus lo observó por unos minutos. Hacía días que nadie le veía por ningún lado. En su ausencia, nada más ese día, habían quebrantado no tenía idea cuántas reglas, uno de sus estudiantes casi había perdido un brazo y otro casi había muerto y allí estaba él, saliendo de la nada para hacer gala de sus extraordinarios modales, pero sin tener idea de lo que sucedía a su alrededor.
– Vamos Sev., tengo hambre!!! – Dijo Lily para evitar alguna réplica de Severus quien observaba al director como a punto de embestirlo. Desde que lo conoció, había respetado al director por su inteligencia y su poder, sin embargo, con cada día que pasaba, esa percepción iba en detrimento.
De pronto, escuchó en su cabeza un grito estridente de dolor que hizo que se llevase las manos a los lados de su cabeza, tratando de apagar el sonido. Al siguiente instante, se había visto succionado por la nada. Lily y Lucius, se miraron a los ojos desconcertados e hicieron idénticos movimientos hacia atrás, como para volver a la sala común, sin embargo, se encontraron con las miradas arrogantes de James y Sirius, quienes habían visto claramente como Severus se había “desaparecido” y los retaban con la mirada a tratar de cubrir el hecho.
Haciendo gala de todo su autocontrol, Lily y Lucius se volvieron al frente, como si absolutamente nada hubiera pasado y se encaminaron al gran comedor. Oyeron claramente las palabras dichas en el tono más arrogante que poseía James quien decía a Sirius:
– NADIE PUEDE DESAPARECERSE EN HOGWARTS – poniendo mucho énfasis en cada una de sus palabras. – NI SIQUIERA DUMBLEDORE. A menos claro, de que se trate de magia tenebrosa. Qué crees tú Sirius? Crees que estamos ante un grupo de magos tenebrosos??? –
– De ser así, sería muy importante desenmascararlos, me parece a mí…- Dijo Sirius en tono perezoso pero evaluando cada milimétrico movimiento de Lily y Lucius y listo, varita en mano, para repeler cualquier ataque, o por lo menos intentarlo, ya que hasta ese momento, los duelos con ellos no habían tenido buen resultado para el par.
– “Obliviate” – dijeron a la vez Lily y Lucius, mentalmente y sin darse la vuelta, cada uno embrujando a uno de los chicos que estaban detrás de ellos. Era la primera vez que los habían pillado y supieron enseguida que tenían que hacerlo.
Siguieron su camino. Llegaron al comedor y ambos se situaron en la mesa de Slytherine, donde usualmente se reunían para comer. Minutos después, vieron como James Potter y Sirius Black eran empujados por Remus Lupin, quien los hacía entrar en el comedor y los conducía a la mesa donde los esperaba el cuarto del grupo: Petter Petegrew. Tenían la mirada un poco desenfocada, pero estaban bien.
– Hasta donde llegaste? –
– Todo el día. – respondió Lily mordiéndose el labio inferior.
– Igual yo, así que no hay problema. – Le encantaba hechizarlos sin que los idiotas se percataran – Está en la mansión, puedo sentirlo. No estaba conectado con nada asi que debe ser algo con Boreal o Aurora, mejor esperemos aquí. –
– Orel…-
– Si, eso…- concordó, haciendo un movimiento de la mano para restar importancia al asunto…- Hola querida…como ha sido tu día? –
Aunque estaban muy enamorados, Lucius y su novia se daban su espacio y no les era raro pasar el día sin verse, lo cual le venía muy bien a Lucius, dadas sus constantes desapariciones, mismas que casi siempre, podrían inquietar a Cissy de saber ésta el motivo o la frecuencia, pero Narcissa Black se jactaba de una impecable educación y jamás se pecaría de indiscreta por más que Lucius de vez en cuando, hiciera comentarios en plan bromista, de que debería prestarle más atención, no fuera a suceder que alguien se atravesara en su camino.
Entre tanto, Severus se hallaba sobre Orel, tratándo de quitárselo de encima a “Aurora”. Al parecer, el chico había presentido que algo estaba mal y le había pedido a Dobby que lo llevara con ella. Dobby le había explicado que debían obedecer a su amo y buscar lo que le hacía falta, sin embargo, ante la insistencia del chico y temblando de miedo, había accedido, cuando éste lanzó un grito fortísimo y le dijo con urgencia que no la sentía. A lo único que atinó, antes de partir a la mansión, fue a buscar a Severus.
– ¡OREL! Te digo que está bien, está viva, pero vas a matarla si sigues encima de ella quitándole el aire. –
– No mi señor!!! No la siento dentro de mí!!! Ha sido parte de mi desde que recuerdo y ahora no la siento!!! Porqué??? Qué pasa??? –
– ¡Cálmate ya!. – Severus lo hizo levitar sobre Aurora para que éste pudiera apreciar el subir y bajar rítmico del pecho de la chica -¿Lo ves? Está respirando. –
Orel prestó atención y dejó de luchar en el aire. Concentró la mirada en la chica que lo había acompañado durante tanto tiempo que no alcanzaba a recordarlo!!!.
– Recuerdas que pasó?, Porqué está así? –
– Recuerdo un coche…no, dos…una oscuridad absoluta…una colisión…lobos…Los choches, los coches…chocaron en la oscuridad, una jauría asustó a los caballos. Ambos se despedazaron y varios cuerpos volaron de sus interiores y llegaron los lobos, los atacaron. Yo la vi salir lanzada del coche….era tan pequeña….tan frágil….tan liviana….que su cuerpo había sido arrojado muy lejos. Sangraba profusamente y cuando los lobos la ubicaron, yo me interpuse… la defendí.-
Mientras hablaba, Orel iba adquiriendo su aspecto salvaje. Sus ojos se hundieron un poco, su boca se iba ensanchando y transformando en algo parecido a un hocico, sus labios se habían replegado y daban paso a una hilera de dientes filosísimos, los dedos de sus manos, se veían alargados ya que las uñas se habían convertido en unas espantosas garras. No sólo su rostro y manos se estaban transfigurando, sus hombros se ensancharon y rasgaron la túnica.
Orel estaba perdido en escenas pasadas y Severus empezó a susurrar su nombre, para calmarlo. Posó su mano izquierda sobre la derecha del chico y a su contacto, el cuerpo de éste se sacudió y volvió a la normalidad.
– Bueno, ya sabemos que pasó. Asumo que eres huérfano desde muy temprana edad y nadie te habló nunca de tu condición de metamorfomago. Probablemente, vagabas por el bosque y te topaste con el accidente, salvando a Aurora. ¿Recuerdas algo más? –
En la mente de Orel se sucedían una cantidad imparable de recuerdos y cada uno oprimía y estrujaba con más fuerza su corazón. Miraba alucinado a Severus, no podía creer que después de tanto tiempo, después de tanto esconderse, después de tanto protegerla, los había llevado a Aurora y a él mismo a las garras de la muerte.
Lo había recordado todo y supo que tenía que salir de allí, rápido, pero cómo?. Había logrado ser indetectable para los suyos, pero ante su reciente conexión con Severus y a través de él, con el “Prajap” era imposible recuperar ese estado, por lo menos, no con la rapidez con la que lo necesitaba, el hechizo se había roto al nombrar a Severus inconcientemente como su custodio.
El terror se reflejaba en los ojos de Orel. Empezó a temblar incontrolablemente. Por un minuto pensó en acabar con su vida y con la de Aurora, después de todo, sería un final menos aparatoso que el que les tocaría vivir si…pero él (Severus), jamás se lo permitiría. Interrumpió su cadena de pensamientos al escuchar nuevamente la voz tranquila (a pesar de la inquietud que le provocaba la situación) de Severus.
– Será mejor que empieces por el principio y me cuentes toda la historia. Sea lo que sea, te juro por mi honor que no te haré daño, ni hoy ni nunca. A Aurora tampoco. –
Esas palabras fueron como magia a los oídos de Orel. En lo único en lo que se podía confiar ciegamente, era en la palabra de un Prince!. Orel se fue relajando poco a poco y reveló el resto de la historia.
Para cuando llegaron los demás, no había nada más que contar, pero si muchos cambios: Aurora estaba recostada en la cama, despierta. Orel, sentado elegantemente en un sillón a su lado y Severus, de pie, mirando hacia fuera por la ventana de la habitación. Lo más notable de la escena, era que los tres aparentaban mucha más edad de la que realmente tenían…o por lo menos, de lo que todos suponían que tenían…
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Muy bueno excelente en serio que si, eres buena
Gracias!!!…esta parte realmente me costo un poco hacerla :).
Muy bueno lo que has escrito, no dejas de sorprenderme. Hace poco hablamos de una cosa, te respondí y no se si fui muy cortante o qué y me dejaste de escribir( responder) o si simplemente hasta ahi había llegadola conversación.
Depaso aprovecho para dejar mi nueva publicación:
https://kassadined.wordpress.com/2015/09/06/el-silencio-de-la-noche/
Aviso que la publique pero creo que en unos días para a sufrir una modificación por que creo que la voy a extender.
Saludos y Suerte.
quize decir va a sufrir*
Hola. Disculpa. No había visto el comentario… de hecho, estoy un poco perdida del blog porque estoy enviciada con un juego que se llama “Choque de Reyes”… jejejeje
¡Y yo que tanto me quejaba de ver a mis hermanos pegados al teléfono jugando cosas!. 😀
Ya leí tu última publicación y te dejé un comentario en tu Blog.
Saludos.
ah JEje Perdona es que habeces olvido que la gente tiene otra vida aparte del blog y me impaciento, mil perdon y Gracias