Eileen tenía la sensación de que nunca sería libre o feliz en el amplio sentido de la palabra pero guardaba la esperanza de lograr por lo menos paz y aquél chico era su respuesta. No tenía la menor idea de porqué o cómo se habían dado las cosas, pero iba a tomar esa oportunidad y aferrarse a ella como a la vida misma.
– Necesitamos salir de aquí, mamá, necesitamos “huir” lo antes posible y empezar lejos a “vivir”. Estaremos bien, lo prometo!!! – dijo luego de haber discutido a los gritos con su padrastro, al decidir aceptar finalmente las pretensiones de su enamorado, más por desesperación que por amor, se decía, aunque realmente no sabía cómo era el tipo de amor entre dos personas.
– YA DIJE QUE NO TUVE QUE VER CON ESOOOOOO!!! – gritó interrumpiendo la conversación con su madre, en respuesta a la perorata que seguía en la otra habitación donde estaba su padrastro, tumbado en el sillón con “otra” cerveza en la mano – Mamá, – dijo volviendo a un tono más bajo, aunque igual de alterado, mientras fijaba sus ojos en el rostro demudado por el horror de su madre – no entiendo qué pasó, pero se dió y voy a aceptarlo. –
Además de con horror, Abigdail observaba a su hija con una mezcla de incredulidad y compasión mientras Eileen se pasaba por encima de la cabeza, un vestido negro, igual a todos los que tenía, obteniendo el mismo resultado lúgubre de siempre.
– No es correcto hija…no podrás vivir con esto jamás…porque simplemente no sabrás nunca si es verdad o no lo que siente ese muchacho…- decía su madre atropelladamente, además, es ilegal y pones tu vida en juego!!!
– Mamá – dijo interrumpiéndola, con sus manos firmemente asiendo los hombros enjutos de su madre – Incorrecto es vivir como lo has hecho tú durante toda tu vida…no soy como tú, no puedo aceptarlo…no soy tan fuerte…- otra mirada a su madre, detuvo su argumento y dándose por vencida concluyó suspirando: – Olvídalo, no hay marcha atrás. –
– Lo sabrá…y la verdad te cegará y destruirá todo lo que creas haber construido…- Te vas a arrepentir de haberme abandonado, de haberme sentenciado!!! – escupió con odio la madre desesperadamente…
Eileen seguía vistiéndose, pero cada palabra de su madre era como un puñal en su corazón, hasta que finalmente se detuvo, temblando con la misma ira irracional, característica de su sangre y gritó a su madre, dejando salir de su interior, toda la frustración y dolor acumulados en el transcurso de su vida.
– YA BASTA!!!. –